atea,
he gritado a Dios
cuando tocaba el cielo.
He gritado su nombre
hasta quedarme sin aliento.
He rozado el Paraíso
sin creerme ni una palabra de la Biblia.
Y aún así,
tengo por religión quererte,
como yo me quiero.
Y entre mis diez mandamientos,
incluyo el sexo,
y actos impuros.
La fe,
consiste en creer más en mí,
y seguir creyendo en ti.
Y el cielo
y el infierno,
se rozan cada noche,
se tocan cada día.
Y me encanta verte desnudo,
como Dios nos trajo al mundo,
me encanta comer la fruta prohibida,
y me encanta pecar contigo.
Y yo,
atea,
que pensé que no creía en nada,
entendí que sólo creo en
nosotros.
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