entonces es cuando pasas
de dormir contando ovejas
a contar orgasmos.
Y puedo asegurar
que las noches cambian mucho
y se duerme diferente.
Y dejas a un lado los peluches
y te abrazas a su piel.
Desaparecen los miedos nocturnos
y ya tienes una razón
por la que mojar la cama:
sus manos largas.
Y dejas de querer que te despierten los pájaros cantando,
o el sol entrando por la ventana
porque puedes despertarte
con su mano
(o su cara)
entre tus piernas
y suspirando.
Y poco a poco entiendes
por qué prefieres dormir a su lado.
Que no es solo por el sexo
pero hay que admitir
que acabamos agotados,
jadeando
y extasiados.
Y por eso,
por eso prefiero dormir a su lado.
Bello
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