Se entretenía lanzando al aire su arma,
a veces afinaba su escopeta,
y era tan rítmico cuando disparaba
que alguna vez me puse a cantar.
Parecía que la música salía de sus manos,
como si,
sin siquiera rozar las cuerdas
la melodía fuese a sonar igual.
Jamás escuché nada parecido.
Sonaba tan violento
cuando rompía el aire con sus brazos,
que parecía haber estallado
la Gran Guerra Musical.
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