20.12.14

Silbidos de pájaro (III)

I
Me sorprende que a nadie le importe de qué está llena la luna. 
Y que a nadie le preocupe cuando se vacía.

II
Y tú, 
por los suelos, 
como el metro, 
arrastrándote a media noche 
para llegar a la última estación.

III
En la cama la dejaban con las ganas 
de amar un poco más. 
Se recostaba mojada 
y dormía deseando 
que la abrazasen sin querer follar.

IV
No existe nada más cuerdo 
que tu locura.

V
Me he destrozado los labios 
intentando que te quedases en ellos 
en cada despedida.

VI
Ella no sabe lo guapa que está 
cuando baila en la cocina 
y sonríe porque sí.

VII
Espero que hayas dejado de patalear, 
que ya no te den esas rabietas, 
y que hayas dejado de ser 
un auténtico imbécil.

VIII
Las vistas son preciosas desde los puntos más altos. 
Las caídas ya, son otra cosa.

IX
Por fin he encontrado algo a lo que aferrarme. 
Perdóname 
si te clavo las uñas muy fuerte.

X
La noche estrellada 
que veo desde mi ventana 
son luces en el cristal, 
son los insomnes 
y los que beben para olvidar.

XI
Su pelo olía a sol de invierno, 
y se movía como la brisa de verano. 
Y cuando andaba 
era Afrodita saliendo del agua.

XII
Voy a meter mis sueños en pompas de jabón 
para ver si soplando un poco 
consigo que lleguen lejos.

XIII
Eres humo de cigarro, 
envenenas los pulmones 
lentamente 
hasta matarnos.

XIV
Hasta las palmeras dijeron adiós. 
Ella al despedirse se lanzó al mar.

XV
Juro que te echo de menos 
con la mano entre las piernas, 
echo de menos tus dedos. 

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