10.10.14

Canción de despedida

Medio ahogada en un mar de lágrimas
salgo del naufragio
con los pulmones llenos de sal
y el corazón encharcado.

Y todo
para descubrir
que las peores tempestades están dentro,
y que si el agua me llega al cuello
es porque me inundo el cuerpo.

Aún huele a tormenta,
aún se siente la lluvia,
y aún quedan olas
que rompen contra mis párpados.

No quiero decir
que el mar sea horrible,
yo adoro el mar
pero odio hundirme.
Odio la sensación de no poder salir de mí,
odio que me lleve la corriente
y me sumerja en todas las dudas,
odio que me golpee contra las rocas y los recuerdos.
Y odio que al salir
nada vuelva a ser igual,
porque es como una mala pesadilla
que no acaba al despertar.

Así que,
una vez fuera del agua,
sé que jamás se sale del todo,
que hay un poquito de agua salada
que se queda dentro.


                                              
Y me saben los labios a sal
desde que te dije adiós.

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