28.11.14

Las ruinas de Grecia


Su mirada
tenía el encanto
de un edificio abandonado.

Y sus piernas
los mismos turistas
que las ruinas de Grecia.

Su sonrisa era una casa vacía,
llena de recuerdos rotos.

Su cuerpo era de escultura de museo,
de esas que se encuentran bajo tierra,
con más de 2000 años
y 10 millones de grietas.

Cada vez que lloraba
le dolían las heridas,
le sangraba el corazón
y en ella nacía una pequeña cicatriz.

Pero cada vez que reía...
Cada vez que reía de verdad
el mundo callaba
para oírla reír.
Cada vez que reía
los pájaros paraban para escucharla,
el mar se movía con calma
para no interrumpir su risa al chocar las olas.

Cada vez que reía
él la miraba
como miraría
un ciego que puede ver por primera vez.

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