12.9.14

i g u a l

Me agobia
que nadie les pregunte a las flores
qué les pasa en septiembre,
qué problema tienen con el otoño.
Me agobia que ningún psicólogo
se especialice en margaritas y amapolas.

Y me preocupa
que nadie se pregunte
de qué está llena la luna,
y aún más,
que a nadie le preocupe
qué le pasa cuando se vacía,
día a día,
poco a poco.
Qué le pasará para dejar la noche tan oscura.

Y me pregunto
cuántas personas tendrán que llorar
a las orillas del mar
para llenar todas esas playas
con tanta agua salada,
y cómo luego disfrutamos tanto
de los llantos
de otros
que no podían aguantar
las ganas de derrumbarse
y hacer de un grano de arena
una calita para nadar.

Y me asusta
que nadie se fije
en las luces encendidas a media noche
en los rascacielos.
Que no haya especialistas
en insomnes, borrachos y suicidas de madrugada,
y que nadie mire al cielo
y vea las ventanas encendidas
formando constelaciones
de nocturnos y sonámbulos,
haciendo galaxias
de aquellos que no duermen
ni descansan.

Y lo peor de todo,
y lo mejor de todo,
es que las flores seguirán secándose,
y la luna seguirá vaciándose,
y seguiremos llorando para llenar los océanos,
y los amantes del porno seguirán encendiendo las luces hasta las 5,
y tú seguirás siendo
i g u a l.


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